
La Liga
No es fútbol, no es la filosofía ni la idea de juego. El Villarreal CF no remó ayer lo suficiente contra el Real Madrid para clasificarse para la deseada Europa League y quedó relegado a la neuva competición europea que otorga la UEFA para el séptimo lugar; la Conference League.
Una competición que de no haber perdido ayer en Valdebebeas sería del Real Betis, que si que ganó su compromiso frente al Celta de Vigo. Una derrota que se produjo además en los últimos compases del partido y que no le sirvió de nada al conjunto merengue, que luchaba por La Liga.
Las esperanzas de Unai Emery de poder clasificarse para 'su' competición están ya fuera de su alcance, al menos a nivel clasificatoria de comeptición doméstica. La última opción del Villarreal de subir un escalafón en Europa es la de batir al todopoderoso Manchester United de Ole Gunner Solskjaer, que ha termiando segundo en la Premier League.
Pocos son los que dudan de este entrenador en competiciones de UEFA Europa League, donde ha conquista con el Sevilla FC una, otra y otra vez alzándose con el título cosecutivamente. Sin embargo, el equipo que está en frente es seguramente el más duro al que Unai se ha enfrentado en una final.
Su equipo juega a un nivel altamente competitivo con un esquema claro e inamovible, con un 4-4-2 en los que Gerard Moreno y Carlos Bacca son la referencia arriba. Jugando al toque, manejando la posesión de balón, con un fútbol dinámico y entretenido gracias a los Parejo, Trigueros, Coquelin e Iborra, que dan consistencia y sentido a nivel defensivo y ofensivo.
Sin embargo, el equipo no llega a los minutos finales como debería de llegar. No es un equipo que mantenga la intensidad los 90 minutos de juego, sin hablar de temblique de piernas cuando todo está en contra. Sus ideas se nublan y el juego se convierte en un desastre de pérdida tras pérdida, justo lo que sucedía ayer en Valdebebas.
Para ganar a un Manchester United que nunca se rinde, que es el equipo que mayor número de goles marca en los minutos finales y que mejor ha sabido aprovechar las oportunidades arriba que ha tenido, hace falta mucho más que una filosofía de dominio.
El United de Solskjaer se siente cómodo sin balón, no necesita entre Pogba y Bruno Fernandes mareen la bola. Sólo necesita tres toque para llegar al área. Un robo en el centro del campo, una conexión entre el francés y el portugués y la pelota ya está en los pies de Cavani en el área.
Esa es la esencia del Manchester United y que es el veneno del juego de Emery. Saben sentirse cómodos sin la pelota, anaquilando a su rival con 2 oportunidades en los 90 minutos de juego. Que le pregunten a Pep Guardiola qué equipo le ha batido este año con su grandioso Manchester City.
En una final hay que tener la sangre fría y la mentalidad de un campeón para que las cosas salgan adelante. Ese es el toque que le falta al submarino amarillo para derrotar a los diablos rojos en la final, esa es la esencia que le falta a Unai Emery para consagrarse como uno de los mejores entrenadores del mundo de nuevo; la mentalidad de un campeón.