En el mundo del fútbol estamos acostumbrados a ver cómo jugadores se reconvierten en otras posiciones o muchos futbolistas que son polivalentes y pueden jugar en dos o más posiciones, según el partido, el planteamiento, el rival o las necesidades del equipo, pero hay veces que el devenir del encuentro va mucho más allá y hay veces que los entrenadores tienen que tomar decisiones drásticas durante un partido.
Lo más común es ver cómo un jugador tiene que ejercer de portero cuando el guardameta ve una tarjeta roja y al equipo no le quedan más cambios, hemos visto a jugadores como Gabi tratar de atajar un penalti con el Atlético o a Terry hacer lo propio con el Chelsea, pero sin duda alguna la imagen más cómica en este aspecto fue a ver a Álvarlo Arbeloa con la camiseta de portero de la Selección Española en un partido amistoso frente a Sudáfrica cuando tuvo que ponerse de guardameta tras la lesión de Víctor Valdés, aunque sólo estuvo unos segundos puesto que el árbitro, al ser un partido no oficial, autorizó al combinado nacional español a que ingresara Pepe Reina en el terreno de juego.
También relacionado con un portero y la selección española está el caso de José Francisco Molina que el día de su debut con el combinado nacional, tuvo la curiosa nota de que debutó no como jugador sino como extremo izquierdo. Los cambios se habían agotado para España y la lesión de Juanma López hizo que el guardameta tuviera que entrar en su lugar, y estuvo a punto de anotar un golazo que habría quedado para los anales de la historia.
Por último, otro guardameta que tuvo que jugar como jugador de campo fue Miguel Ángel Moyà, que lo hizo nada más y nada menos que en Old Trafford. Fue, también, en un partido amistoso en el que Thiago Carleto, una de las jóvenes promesas que nunca llegó a explotar, se lesionó y tuvo que dejar su lugar en el terreno de juego, aunque no jugó como lateral derecho, sino como centrocampista.