El Aston Villa vivió una temporada histórica el año pasado al lograr clasificar para la Champions League, un hito que marcó el punto culminante de su evolución en la Premier League. Con la clasificación asegurada para la máxima competición internacional, el club de Birmingham se propuso armar un equipo competitivo para estar a la altura de las expectativas en Europa. Para ello, el entrenador Unai Emery, junto con los españoles Monchi y Damián Vidagany, se encargaron de configurar la plantilla, con fichajes estratégicos como Amadou Onana e Ian Maatsen, que representaron un importante desembolso de más de 100 millones de euros.
Tuvo que vender para equilibrar cuentas
Sin embargo, a pesar del éxito, la directiva del Aston Villa se enfrentó a retos financieros significativos. Como señaló Damián Vidagany, el club tuvo que vender jugadores para equilibrar sus cuentas y cumplir con las reglas del Fair Play Financiero antes del 30 de junio, fecha límite establecida por la Premier League. Durante este período, que para otros equipos suele ser tiempo de descanso, el Aston Villa estaba centrado en evitar sanciones que podrían haberle costado hasta 10 puntos en la clasificación.
Una de las operaciones más complejas que enfrentaron fue la venta de Douglas Luiz, quien atrajo el interés de la Juventus. La negociación, que involucró a otros dos jugadores como parte del acuerdo, estuvo a punto de fracasar en varias ocasiones. Finalmente, se concretó justo a tiempo, lo que permitió al club cumplir con las normas financieras y evitar posibles penalizaciones.
Monchi, conocido por su habilidad para gestionar mercados de fichajes, destacó que lo más importante no era solo vender, sino hacerlo bien, asegurando reemplazos de calidad para los jugadores que salen. Esta filosofía ha sido clave en el éxito reciente del Aston Villa, que ahora afronta la nueva temporada con ambición y una plantilla renovada, lista para competir al más alto nivel tanto en Inglaterra como en Europa.