El nombre de Rubén Castro ya está inscrito en los anales de la historia del fútbol español. Una auténtica leyenda del balompié en nuestro país, que pese a seguir soplando velas y acumular ya 39 cumpleaños a sus espaldas, sigue haciendo goles de todos los colores y en todos los campos de la Segunda División de nuestro país donde va a defender los colores del Cartagena. No quedan delanteros como él que huelan la sangre a kilómetros de distancia, y ni la edad ni ningún otro contratiempo le frena en su tarea: perforar porterías rivales.
La carrera de Rubén Castro puede ser una de las más atípicas de la historia reciente del fútbol español. Un ariete único que no explotó hasta bien entrado en la veintena. Sus cesiones por la SD Huesca, Albacete, Rayo Vallecano, su etapa en el RC Deportivo... en ningún sitio consiguió hacer tantos goles. Sin embargo, su fichaje por el Real Betis Balompié cambió su vida. Le convirtió en el mayor goleador de la historia del club y le ayudó a forjar dos ascensos y una clasificación a competición europea.
La salida forzada a China
Sin embargo, los problemas extradeportivos y la denuncia por maltrato de su ex pareja que fue rechazada por el juez le llevaron a tener que abandonar el país, para seguir anotando goles a pares pero en este caso en la Superliga china. Con su regreso, ya un jugador mucho más veterano, su físico se quedó corto para la Primera División y la Segunda fue su lugar.
Se hinchó a marcar con su UD Las Palmas y lo hizo de nuevo con el Cartagena en este curso. Rubén Castro es eterno, lleva 8 tantos en esta campaña y ya es el pichichi en solitario de la categoría de plata del fútbol español. Una leyenda absoluta al que habrá que llorar cuando se retire, pues como él salen muy pocos en una década.