Romario, el gran infravalorado por la historia

La historia no ha sido justa con Romario. Era un futbolista de fábula, “de dibujos animados”, como definió el mismo Valdano. Una estrella ‘fugaz’ y posiblemente ese fue su problema, tentado por sus raíces brasileñas que le impidieron exprimir todo su fútbol.

Su temporada en el Barça fue pura fantasía. Rememorando sus jugadas, se le ven cosas de Rivaldo, Ronaldinho, Neymar y hasta de Messi. Una mezcla de talento irrepetible y especial que revolucionó la década de los 90.

“Si no salgo por la noche, no marco", solía decir el brasileño, en una frase que demuestra esa indisciplina que limitó su techo. Pero a la vez un pura clase capaz de afirmar que marcaría 30 goles y cumplirlo en la última jornada dando el título de aquella liga al Barça. Tras despuntar en Holanda (PSV Eindhoven), el Dream Team de Cruyff le firmó como gran estrella. Fue un año inolvidable con partidos que a día de hoy se siguen recordando, como el 5-0 al Madrid con la cola de vaca a Alkorta o el 5-3 al Atlético con un Hat-trick. El gran borrón de aquella temporada fue la goleada recibida en la final de Champions contra el Milan (4-0).

Sin embargo Romario pudo alcanzar la gloria en 1994 levantando la Copa del Mundo con Brasil, en la cita celebrada en EEUU donde marcó cinco goles, logrando el balón de oro del campeonato. Después de eso, nada volvió a ser lo mismo, forzando su salida del Barça para volver a Brasil y llegando incluso a jugar en el Valencia bajo las órdenes de Luis Aragonés, dejando también anécdotas para el recuerdo como aquel “míreme usted a los ojitos”.

En el fútbol actual, esclavo del físico y el entrenamiento, la magia de Romario quizá no tendría cabida. Pero por aquel entonces, fue uno de los grandes iconos de los que uno suele olvidarse al repasar la historia. Ponerse vídeos de Romario puede ser un gran plan esta cuarentena para recordar el gran talento que era.