
El Real Madrid afronta un mercado veraniego que se antoja decisivo para reforzar su plantilla, especialmente en una demarcación que ha generado serios quebraderos de cabeza durante la presente campaña. La zaga central se ha convertido en el talón de Aquiles del conjunto blanco, afectado por una preocupante sucesión de lesiones y contratiempos físicos que han dejado al equipo con recursos muy limitados en la retaguardia.
La situación de la defensa del Real Madrid
La baja prolongada de Eder Militao, quien apenas ha podido tener continuidad por culpa de una grave lesión, ha sido uno de los grandes golpes para el técnico. A eso se ha sumado la situación de David Alaba, cuyo historial médico reciente también ha impedido que esté disponible en los momentos clave. Dos pilares que, en condiciones normales, serían fijos en el esquema del equipo, han pasado más tiempo en la enfermería que sobre el césped.
Antonio Rüdiger, por su parte, ha tenido que multiplicar esfuerzos para sostener la defensa, aunque su rendimiento no ha sido del todo estable. El alemán ha alternado actuaciones solventes con otras menos convincentes, lo que ha elevado la urgencia de contar con más efectivos de garantías. La responsabilidad ha recaído en Raúl Asencio, el único central que ha estado libre de lesiones, pero su falta de experiencia le ha impedido cubrir todas las necesidades del equipo con seguridad.
El club ya trabaja en posibles incorporaciones para apuntalar la retaguardia, conscientes de que no pueden permitirse una campaña más con tantos altibajos defensivos. Los nombres ya circulan por los despachos de Valdebebas, y la dirección deportiva prioriza encontrar perfiles que no solo den rendimiento inmediato, sino que puedan sostenerse físicamente a lo largo del calendario. La estabilidad en el centro de la defensa es, a día de hoy, una necesidad ineludible.