
La Liga
La decisión de un futbolista en un determinado momento de marcharse a uno u otro equipo cuando se le presentan varias ofertas, puede ser una de las más importantes de la carrera de cualquier jugador. El estilo de juego fetiche dentro de las estructuras del nuevo club, el esquema del entrenador, la ubicación de la entidad, el proyecto y objetivos a cumplimentar por todos los profesionales, etc. Valorando todo este tipo de factores, pocas decisiones erróneas más recientes detectamos en el fútbol español que la de José Arnáiz de marcharse al Club Deportivo Leganés.
La temporada 2019/20 ya es la segunda campaña en la que el canterano del Fútbol Club Barcelona defiende la zamarra pepinera. Sin embargo, las cosas no están yendo como al talentoso futbolista de 175 centímetros le gustaría. Con Pellegrino al mando del club madrileño, Arnáiz contó con un papel eminentemente secundario. Saliendo del banquillo aportó cosas, pero el tiempo fue muy escaso como para hacer valer su nivel. En el corto periplo de Cembranos como entrenador del primer equipo del Leganés, la misma historia. Últimos minutos de la segunda mitad y gracias.
Y lo peor de todo este asunto, es que con la llegada de Javier Aguirre nada parece que vaya a cambiar. El mexicano es un entrenador que se caracteriza por construir equipos aguerridos, de carácter, que luchan, que pugnan, donde predomina el trabajo duro a la calidad. Sin duda, las antípodas de la definición del futbolista que es Arnáiz, un mediocentro ofensivo de calidad, creativo, con capacidad combinativa, propositivo y con gol.
Así las cosas, no parece que el ex de Valladolid y Barcelona vaya a vivir una mejor etapa en el sur de Madrid. La adaptación de un futbolista a un nuevo sistema y técnico es siempre una incógnita por descubrir, pero no pinta nada bien el futuro más próximo del de Talavera de la Reina.