El gran problema que no consigue resolver el Atlético de Madrid

Es uno de los grandes de Europa, pero con una gran asignatura pendiente

César Ponce Becerril | 18 Apr 2020 | 13.06
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Thomas, en la rampa de salida
Thomas, en la rampa de salida

Nadie discute el salto cualitativo que ha dado el Atlético de Madrid en Europa en los últimos años. Un equipo que ahora es fijo en las grandes competiciones y candidato para llegar a las rondas finales, además de ser ese rival al que nadie quiere enfrentarse, y si no que se lo digan al Liverpool.

Sin embargo, sigue habiendo un motivo que impide al club subir un grado más su ambición; le cuesta mantener a sus jóvenes cracks. Cada año, los jugadores que despuntan se van o amenazan con hacerlo, obligando a Simeone a reinventarse una y otra vez. Parece que este año la historia va a repetirse con Thomas Partey.

El africano ha sido la gran revelación del Atlético, el que se llevaría el premio al más mejorado si estuviésemos hablando de NBA. Ha sido indiscutible por su capacidad física, su presencia y su dominio técnico, siempre bien posicionado y con buen disparo a portería. El Atlético le viene como anillo al dedo, pero parece que el jugador está escuchando los cantos de sirena que provienen de la premier. ¿Por qué se quiere ir? ¿Por qué al Atlético le cuesta tanto mantener a sus estrellas?

Pasó con Rodri, al que no pudo retener tras un gran año en el Metropolitano. Con Griezmann apenas pudo aplazar una temporada su salida. En el pasado también se marchó Diego Costa en el mejor momento, o años atrás el Courtois, De Gea, Kun Agüero o Falcao. Vienen, triunfan, pero luego se van. Sigue faltando ese apego por los colores que sí demuestran Koke o Gabi, pero que no se aprecia en otros jugadores que no hayan salido de la cantera.

Los aficionados viven temerosos de que algún club les quiten a Oblak, el gran referente que queda en la plantilla y que hace posible que los cimientos sigan en pie. Y temen porque no están seguros. Nadie duda que si se va Thomas, el Atlético seguirá siendo competitivo, pero hasta que no consiga ilusionar a sus jugadores con un futuro en el club, no conseguirá dar el salto necesario para pasar de candidato a favorito.