Sin poner en tela de juicio la calidad y el nivel de Sergio Rico y de David Soria, -ambos me parecen muy buenos guardametas-, la pasada temporada evidenció que el Sevilla FC necesitaba un lavado de cara en su portería. Llegó un desconocido Tomas Vaclik. De 29 años, internacional con la República Checa, procedente del FC Basilea y por el precio de 7 millones de euros. Y en Tánger, ante el FC Barcelona, ha quedado claro por qué.
Pese a haber caído por la mínima, el nuevo portero del Sevilla ha sido uno de los hombres más destacados del cuadro de Machín y ha salvado todo lo que tenía que salvar. Sin poder hacer nada en el primero -ha tenido muy mala suerte- y mucho menos en el segundo, Vaclik ha completado una gran actuación y ha evitado que el bloque hispalense recibiera algún que otro gol más. Si termina llegando Kiko Casilla, lo tendrá difícil para arrebatarle el puesto.