En los últimos años, el Mundial de Clubes está, como es normal, dominado por el fútbol europeo. De hecho, el último ganador no europeo fue Corinthians en 2012 tras imponerse al Chelsea en la final del torneo. En cambio, lo habitual venía siendo que la final la disputasen el campeón de la Champions frente al campeón de la Copa Libertadores, en cambio, en los últimos años no está siendo así.
El crecimiento del fútbol en el resto de los continentes está haciendo que en Sudamérica se empiecen a preguntar si están haciendo algo mal y si tienen que darle una vuelta de tuerca a su forma de trabajar. La temporada pasada, sin ir más lejos, el Al Ain eliminó a River Plate en las semifinales tras llevarlo a la tanda de penaltis, y en 2016 fue Kashima Antlers quien eliminó a Atlético Nacional.
Ahora el turno es para el Mengão, que tiene ante sí la posibilidad de devolver al fútbol sudamericano a una final intercontinental en la que, presumiblemente, se medirá al Liverpool de Klopp, el mejor equipo del mundo actualmente para los más entendidos en la materia.
Tras conquistar el Brasileirão y la Copa Libertadores el pasado mes de noviembre, ahora el Flamengo tratará de conseguir la difícil tarea de convertirse en campeón intercontinental, como ya hicieran São Paulo, Internacional de Porto Alegre y Corinthians, este último en dos ocasiones.
Para ello tendrá que dejar a un lado los rumores de ventas y fichajes y centrarse al cien por cien en jugar a fútbol y hacerlo como viene acostumbrando en los últimos meses. Las ideas de Jorge Jesús, sumado al talento de la plantilla del Mengão parecen haber calado hondo y no es tan descabellado pensar en una posible machada de los rubronegros, que tienen su primera cita en la competición el martes ante el vencedor del Al Hilal – Esperance de Tunis.