Esta semana se cumplían siete años de la derrota más cruel del Málaga. Un partido de esos que pasaron a la historia de la Champions por su desenlace y que marcaron el futuro de muchos protagonistas de aquella noche, que cambiarían de equipo al acabar la temporada.
Aquel Málaga, dirigido por Pellegrini, hizo soñar a sus aficionados y a todo el fútbol español con alcanzar unas semifinales de Champions. Un equipo de estrellas bien dirigido y que estuvo cerca de tocar el cielo. En aquel Málaga la portería la defendía Caballero. En defensa había jugadores contrastados como Demichelis o Toulalan; y en la parcela ofensiva todo era pura clase con Joaquín, Isco y Baptista. En aquel equipo también jugaban Saviola y Santa Cruz.
El empate a cero en la Rosaleda dejaba todo abierto para la vuelta en Dortmund. Un gol de Joaquín a los 25 minutos hacía soñar al equipo malaguista, pero enfrente había todo un equipazo dirigido por un Jurgen Klopp que empezaba a demostrar el gran entrenador que tenía dentro. En ese Borussia Dortmund jugaban Lewandowski, Gotze, Reus, Hummels o Gundogan. Precisamente el delantero polaco igualaba el partido antes del descanso, aunque el Málaga seguía por delante en la eliminatoria.
En el minuto 74 un gol de Eliseu (1-2) parecía acercar el sueño de pasar de ronda, pero en un final de infarto Gundogan y Santana remontaron el partido y convirtieron el sueño en pesadilla, una pesadilla llena de polémica de la que años después muchos se siguen acordando con indignación. La noche más cruel en la historia de un Málaga que ahora sufre en las profundidades de segunda división pero que hace siete años estuvo cerca de tocar la gloria.