El Atlético de Madrid ha recuperado en los últimos meses la solidez, la contundencia defensiva y el equilibrio que han caracterizado habitualmente al equipo bajo la dirección de Diego Simeone. Pero el salto cualitativo para acercarse a los mejores equipos de Europa requiere una evolución del modelo del técnico argentino.
Thomas, Koke, Saúl y Gabi aportan virtudes necesarias para el funcionamiento colectivo del Atlético, pero ninguno de ellos destaca por su creatividad ni ofrece cualidades propias de un mediocentro organizador. Ante rivales de primer nivel, el equipo rojiblanco necesita ampliar sus recursos y proponer nuevos argumentos. Ser capaz de dominar a través de la posesión del balón si la situación lo requiere, disponer de un mediocentro organizador capaz de aportar una jerarquía superior al equipo.
Simeone no ha mostrado preocupación por esta carencia, que supone la mayor limitación futbolística del Atlético con efectos habitualmente negativos, especialmente ante rivales de primer nivel.
Con sus diferentes matices y condiciones, Christian Eriksen (Tottenham), Ander Herrera (Manchester United), Dani Ceballos (Real Madrid) o Fabián Ruiz (Real Betis) serían capaces de aportar la creatividad que el Atlético echa en falta.