La Liga
El futuro de River Plate pende de un hilo, y con él, también el de su entrenador más emblemático de los últimos tiempos. Marcelo Gallardo ha tomado una decisión tajante: si el equipo no consigue clasificarse a la próxima edición de la Copa Conmebol Libertadores, dejará su cargo al final de la temporada.
No habrá segundas oportunidades ni excusas. El “Muñeco” considera que un fracaso de esa magnitud marcaría el cierre de su ciclo en el club de Núñez. Pese a que acaba de renovar su contrato con la llegada del nuevo presidente del club.
Gallardo asume la responsabilidad en River Plate
El River Plate, golpeado por los malos resultados recientes y por la derrota en el Superclásico ante Boca Juniors, vive uno de los momentos más complicados de la era Gallardo. El entrenador ha asumido públicamente su responsabilidad por el bajo rendimiento del equipo, e incluso ha comunicado a la directiva que no cobrará el salario restante si el conjunto no logra la clasificación al máximo torneo continental. Fuentes cercanas al vestuario confirman que Gallardo siente que su ciclo podría haber llegado a un punto de agotamiento. “Si no cumplimos el objetivo, no tengo nada más que hacer aquí”, habría expresado el técnico en privado.
Esa determinación refleja el nivel de exigencia con el que se ha manejado desde su llegada en 2014, donde conquistó múltiples títulos internacionales y devolvió a River Plate a la élite del continente. Pero esta temporada ha sido distinta: el equipo no logra una identidad clara de juego, la plantilla muestra desgaste y la presión mediática se ha multiplicado.
El peso del fracaso y la reconstrucción de River Plate
En el seno de River Plate, la posible salida de Marcelo Gallardo se interpreta como un golpe institucional profundo. Más allá de los resultados, el técnico representa un modelo de gestión, disciplina y formación de talento que marcó una era. Sin embargo, la falta de regularidad y las eliminaciones tempranas han deteriorado la confianza tanto en el plantel como en el cuerpo técnico.
La clasificación a la Libertadores se ha convertido en una cuestión de supervivencia deportiva y emocional. Gallardo entiende que quedar fuera de la competencia continental después de once años sería un retroceso inaceptable para un club de la magnitud de River Plate. Y, por lo tanto, prefiere apartarse antes que continuar un proceso que considera estancado.

La dirigencia, por su parte, ya analiza posibles escenarios para el futuro. Si el equipo no consigue el boleto al torneo continental, el plan de reconstrucción incluiría una reestructuración profunda del plantel, con la salida de varios futbolistas de alto salario y la apuesta por jóvenes talentos surgidos de la cantera. Gallardo no quiere ser parte de esa etapa si el club no mantiene su estatus competitivo.
Marcelo Gallardo y el cierre de una era gloriosa
Marcelo Gallardo, símbolo de River Plate, parece estar ante el ocaso de su ciclo más exitoso. En caso de no lograr la clasificación a la Libertadores, pondría fin a un vínculo que transformó la historia reciente del club. Bajo su conducción, River Plate levantó dos Copas Libertadores, tres Recopas Sudamericanas, una Copa Sudamericana y múltiples títulos locales, consolidándose como una de las potencias del continente.
Sin embargo, el desgaste natural de los años y las altas expectativas han pasado factura. Gallardo no se aferra al cargo por comodidad ni por historia. Su decisión, más que un acto de renuncia, es una muestra de coherencia y autocrítica. “El club necesita energía nueva si no logramos el objetivo”, habría manifestado ante su entorno cercano.
El desafío inmediato para River Plate será ganar ante Vélez y esperar resultados en otros partidos, pero más allá del desenlace, el mensaje de Gallardo ya está claro: su continuidad depende del honor y del prestigio deportivo del club. Si River Plate no logra el boleto a la Libertadores, se cerrará uno de los ciclos más exitosos y simbólicos del fútbol argentino.
