El Sevilla afronta un difícil tramo de la temporada con un sabor agridulce tras los movimientos en el mercado de invierno que buscaban reforzar su plantilla. Sin embargo, los resultados hasta ahora no han sido los esperados y el equipo sigue coqueteando peligrosamente con la zona de descenso.
Los fichajes como Lucien Agoumé, procedente del Inter de Milán, Hannibal Mejbri y Alejo Véliz no han logrado impactar como se esperaba en el equipo dirigido por Quique Flores. Aunque Véliz llegó al Sánchez-Pizjuán con elogios del entrenador, sus minutos en el terreno de juego han sido limitados, dejando dudas sobre su adaptación y rendimiento.
Por su parte, Hannibal Mejbri, quien despertó el interés de varios clubes ingleses, ha tenido una participación aún más reducida, con apenas unos minutos dispersos en los últimos encuentros. A pesar de sus habilidades, el técnico parece tener reservado un papel secundario para él, lo que genera interrogantes sobre su futuro en el equipo.
La excepción que confirma la regla
En cuanto a Boubakary Soumaré, cedido desde el Leicester, su integración ha sido más exitosa, convirtiéndose en un titular indiscutible en el centro del campo. Su evolución contrasta con la situación de otros fichajes, mostrando que la adaptación al equipo puede variar considerablemente entre jugadores.