El mundo del fútbol suele deparar los guiones más imprevisibles. Morales necesitaba un gol como el de ayer, un punto de inflexión que hiciera olvidar la irreconocible temporada que le ha llevado a la suplencia.
Contra el Madrid cumplió, lo intentó sin suerte, como lleva haciendo todo el año, y el cambio ya estaba preparado. Pero en su última cabalgada del partido, golpeó con fe un zurdazo que hipnotizó a Courtois, que ni siquiera intentó detenerlo. Un gol para romper una sequía de 175 días sin ver puerta, desde el 31 de agosto del pasado año.
Este tanto ante todo un Madrid, tan celebrado por el Ciutat de Valencia, tiene que ser un punto de inflexión para el Comandante, que había perdido la chispa de antaño. Ya no era el jugador desequilibrante y con pegada que decidía partidos. Sus goles los está metiendo Roger, en plena lucha por el pichichi nacional, que es además el tirador de penaltis, faceta en la que Morales también claudicó por falta de confianza.
Pero nunca hay que dejar de creer en los cracks, y menos en los partidos importantes que acaparan todos los focos. Eso lo sabe Paco López, que apostó por él ante la lesión de Rochina e insistió tras el descanso con los balones al espacio a la espalda de Carvajal. Un gol que quita toneladas de peso de las espaldas de Morales, que espera vivir un final de temporada más acertado.