Sin balón y sin intención es imposible ganar

Lo visto ayer sobre el terreno de juego de Lisboa entre el Atlético de Madrid y el RasenBall Sport Leipzig es una muestra clara y definitiva de que la etapa de Diego Pablo Simeone como DT de un equipo aspirante a ganarlo todo debe terminar ya. Jugar así, como lo lleva haciendo tantos años, tenía sentido cuando el conjunto madrileño vagaba por la mitad de la tabla de LaLiga Santander, pero no en unos cuartos de final de una Champions League ante un rival supuestamente inferior no se puede salir a no perder en ninguno de los casos.

El estilo de juego del cuadro colchonero de rechazar todo el balón posible no puede ocurrir. Un equipo que sale a encerrarse 90 minutos ante un equipo con peores jugadores y que regala todo el campo para que le genere peligro. Aún contra un Alavés o un Eibar en campos estrechos que no se puede practicar otro fútbol, podría tener sentido. Pero volvió a quedar demostrado una vez más que ese estilo tan anticuado y cagón ya no funciona en la proyección de adquirir un título importante.

Es obligatorio para un equipo con tantos millones de euros practicar un futbol que cuente con más balón, con más protagonismo, con más relevancia propositiva. Y mucho ojo, eso no quiere decir que tengan que jugar al toque, que tengan beber directamente del mayor cruyffismo de la historia, se puede tener balón y cuando se quiere atacar hacerlo de forma directa. Pero no regalarlo, porque con ello, regalas también medio partido. Comprobado está y una nueva eliminación, ya sin muchos favoritos, le costó al equipo del Wanda Metropolitano.